LA SANTIFICACIÓN (Parte 5) SERIE: META TRANSFORMADORA.
Dios, no ha dejado nuestro crecimiento al azar. El fundamento de nuestra santificación es nada más y, nada menos que, la muerte y resurrección de Jesuscristo.
Dios, no ha dejado nuestro crecimiento al azar. El fundamento de nuestra santificación es nada más y, nada menos que, la muerte y resurrección de Jesuscristo.
Necesitas confiar en lo que Dios ha dicho respecto a la vieja naturaleza. ¿Qué es eso? La Biblia dice que nuestra vieja naturaleza está muerta. ¿Qué quiere decir eso? Que
Con Dios somos iluminados y como resultado, podemos tomar decisiones conforme a su Palabra.
Amados, hoy y siempre, la gran certeza es que, con Dios sabemos cuándo seguir adelante; incluso, si el mar está delante de nosotros. —‹‹¡Dile a la gente que marche!››. Este
Moisés creía que estaba haciendo lo correcto; pero el resultado no era bueno. ¡Ni él cumplía bien sus tareas, ni el pueblo estaba satisfecho! Amados, el trabajo en equipo trae
En varias ocasiones, por supuesto, actuamos como Moisés. ¿Estás de acuerdo? Ponemos nuestra preocupación, en lo que no podemos hacer. Dios, todos los días nos desafía a entender la diferencia,
…debemos incluir pausas; descansos en nuestro día a día. —Parar no es sinónimo de retroceder; de hecho, puede ser un
medio para obtener la fuerza necesaria e ir más rápido.
No habrá más lágrimas entonces, ni dolor. Los animales salvajes retozarán en vez de matar. Una vez más la creación funcionará como Dios quiso que funcionara. La paz reinará, no
Tu vieja naturaleza, la cual la biblia llama: “la carne”, es tu deseo interno y tendencia hacia el pecado. No es el sentimiento de ser tentado; es nuestra parte interna
Si miramos nuestras vidas, sabemos que ninguno de nosotros es perfecto, –todavía luchamos con el pecado. ¿Cómo, entonces, Dios nos llama santos? ¿Cómo podemos, entonces, ser hechos santos? Esto es
La fecha no es lo más importante. Lo que importa, es que gracias a su nacimiento, muerte y resurrección, tenemos salvación, el perdón de nuestros pecados y la esperanza de
Cuantas veces hemos pasado por grandes problemas de enfermedad, de dolor de muerte, económicos, por soledad, deudas, etc., y no nos acordamos que tenemos a un Dios bueno y lleno
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