PRIMERA IGLESIA BAUTISTA HISPANA
PHILLIPSBURG, NEW JERSEY

EL LIBRO DE DANIEL (PARTE 12)

 Textos: 2 Timoteo 3:16 y el libro de Daniel.

 Fecha: 09/29/22

 Enfoque: Madurez Cristiana – 12

 Pastor Josias Lima

 

EL LIBRO DE DANIEL (PARTE 12)

Objetivo: Llevar a los creyentes al conocimiento fundamental del libro de Daniel según la palabra de Dios.

Palabras  clave: Pueblo, postreros días, Israel, Ciro, desolación, oración, Orden, Daniel, Jeremías, arcángel Miguel, ángel Gabriel, Ezequías, ciudad, templo, semanas, profecía.

Versículos clave:

     Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Daniel 9.25

                                                                                                                             

     Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.Daniel 11.1

                                                                                                                         

  1. Escudriñando las profecías bíblicas con el libro de Daniel.

  • El primer año de Ciro fue el año de la emisión de LA ORDEN para restaurar y construir Jerusalén.

        Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Daniel 9.25                                                                                                                            

  • En el texto bíblico tenemos la referencia del punto de partida de LAS SETENTA SEMANAS:
  • La emisión de la orden de restaurar y edificar Jerusalén (v.25), es decir, el decreto de Ciro autorizando a los judíos a volver a su tierra y reconstruir el templo [de Jerusalén].

           Este decreto constituye el punto de TRANSICIÓN entre el fin del dominio babilónico y la liberación del cautiverio y, al mismo tiempo, el comienzo de un nuevo período en la existencia nacional de Israel, ya no como nación soberana e independiente, sino en su propia tierra; sino como un pueblo unido por su religión bajo el gobierno de un rey gentil.

           El decreto de Ciro fue el decreto que vino en cumplimiento de las profecías de Jeremías.

           “Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.” Jeremías 29:10                                                                                                                      

  • Esto significaba que cuando llegara el fin del dominio babilónico, el cautiverio de los judíos terminaría y el pueblo podría regresar a casa. Fue un decreto de libertad.

Jeremías 25:8-12:

8 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras, 9 he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua. 10 Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino y luz de lámpara. 11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. 12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.                                                                                                                     

     También 2 Crónicas 36:21-23 establece claramente esta transición:

21 para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos. 22 Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: 23 Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba.

  • Los libros de Esdras 1. 1- 4 y 2 Cr. 36.22-23 son otros registros del decreto de Ciro.

       El libro de Esdras, que continúa el relato histórico de 2 Crónicas, comienza con el decreto de Ciro. Es este decreto el que desencadenó el gran punto de inflexión en la historia del pueblo judío después del cautiverio en Babilonia, y que marca el comienzo del tiempo de la restauración de Israel. Los libros de Esdras y Nehemías relatan el regreso a Jerusalén y la reconstrucción del templo, la ciudad y los muros en medio de una feroz oposición.

      Dios no solo dio a Ciro la orden de reconstruir el templo, sino también a la ciudad. Un argumento fundamental del decreto de Ciro fue efectivamente la orden de partida para restaurar y edificar Jerusalén, es una profecía de Isaías, que fue dado doscientos años antes por el profeta Isaías, y que menciona a Ciro por su nombre (Isa 44:21 – 45:17). Dios habla:

     26 Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré; 27 que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos haré secar; 28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado. Isaías 44:26-28

     Así dice el Señor a su ungido, a Ciro, a quien tomo de la mano derecha, para someter a las naciones delante de su rostro […] Iré delante de ti […] Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido Te he llamado por tu nombre, y te he dado mi sobrenombre, aunque tú no me conoces.Isaías 44:1-4

     Dios habló directamente a Ciro, a quien llama su “ungido” (Isaías 45:1). Esdras 1:2 relata lo que dijo Ciro de sí mismo: Así dice Ciro rey de Persia: El SEÑOR Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra; y me mandó que le edificase casa en Jerusalén. Y sin embargo, en Isaías 45:13, Dios dice de Ciro: Lo he despertado en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él (Ciro) edificará mi ciudad y liberará a mis cautivos, no por precio ni por dádivas. Ciro, como el “ungido” del Señor, prefigura a Jesús el Mesías. El Mesías es el que salva y libera a su pueblo, edifica su templo, su Iglesia (Mt 16,18), y su ciudad celestial.

      Babilonia, como cabeza de la estatua de los imperios gentiles en el sueño de Nabucodonosor (Daniel 2), es representativa de todos los imperios posteriores. Por tanto, la liberación del cautiverio babilónico prefigura la liberación definitiva por Cristo. Ciro, el libertador, es figura de Cristo, en el que libera al pueblo del cautiverio, edifica Jerusalén y el templo (Is 44,48) e inaugura una nueva era en la historia de Israel. Debido a que Babilonia es representativa de aquellos que mantienen cautivo a Israel, a menudo se habla de liberación y restauración en términos de liberación del cautiverio babilónico. El profeta Isaías había dicho al rey Ezequías que Israel sería llevado a Babilonia.

      1En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido. 2 Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase. 5 Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: 6 He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7 De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. 8 Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días. Isaías 39:1-8        

       Es evidente que Ciro no actuó por su cuenta. Dios despertó su espíritu; Dios tiene el control de todas las cosas (Daniel 11:1). Es la palabra de Dios la que da la orden.

       Esto es lo que el ángel Gabriel había venido a anunciar a Daniel: al comienzo de tus súplicas, salió la orden y vine a declararte, porque eres muy amado (Daniel 9.23). El ángel había venido a anunciar que la liberación estaba cerca. La orden (palabra) de la salida del pueblo ya había sido dada por Dios en respuesta a la oración de Daniel.

       Siguiendo la orden de Ciro, una parte del pueblo judío volvió a su tierra. Bajo la dirección de Zorobabel y Josué comenzó la obra de reconstrucción del templo, la ciudad y los muros, cuando surgió la oposición y cesó la obra. Aunque los opositores lograron detener el trabajo durante varios años, se reanudó y completó con éxito.

      Se necesitarían siete semanas, es decir 49 años, para reconstruir la ciudad, las plazas y los alrededores, en tiempos difíciles. Los libros de Esdras y Nehemías, y de los profetas Hageo y Zacarías, dan cuenta de los tiempos difíciles de la reconstrucción de la ciudad, el templo y las murallas. A la luz de Daniel 9:25, los eventos descritos en estos libros tuvieron lugar dentro de los límites de las primeras 7 semanas de la profecía.

      Las plazas, o calles, se encuentran dentro de la ciudad; son parte de ella. Las circunvalaciones, a veces traducidas como granqueiras, fosos o murallas, hacen referencia al sistema de fortificaciones alrededor de la ciudad. Estos son obviamente los muros de la ciudad, cuya reconstrucción fue realizada por Nehemías. Tanto la reconstrucción del templo, que enfrentó una fuerte oposición e incluso interrupción durante varios años, como la restauración de los muros, que se llevó a cabo con las armas en la mano, transcurrieron en tiempos angustiosos. La finalización de la obra, (Neh 9:38; 10) y la fiesta de la dedicación de los muros (Neh.12:27-43) representan el final de las primeras siete semanas.

       Por tanto, las Escrituras no dejan lugar a ninguna duda en cuanto al decreto de Ciro como punto de partida de las 70 semanas. Tanto más cuanto que, frente a la oposición que había surgido al edificio, los judíos siempre se defendieron recurriendo al permiso dado por Ciro en su primer año (Esdras 3, 7; 4, 3; 5, 13-17). Así también la autorización de Darío, en el segundo año de su reinado, para reanudar las obras se basa en el decreto de Ciro (Esdras 6:1-3).

Pastor Josías Lima

Pastor Josías Lima

El Pastor Josias Lima nació en Brasil en 1969. En 2016 se mudó al Estado de Nueva Jersey, EE.UU. con su esposa y sus dos hijos. En abril de 2021, deciden mudarse a la ciudad de Phillipsburg, NJ, con el objetivo de vivir más cerca de la iglesia, en la cual pastorea.

Fue ordenado en una iglesia bautista, en Río de Janeiro, Brasil, en agosto de 1997. Él completó el Bachillerato en Teología y otras carreras. A lo largo de su carrera ministerial, ha actuado como pastor principal y asociado.

Es un cristiano apasionado por los pueblos de habla hispana y por la gracia de Dios, está sirviendo en una iglesia bautista hispana, a personas de diferentes naciones de Hispanoamérica. Está agradecido con Dios por el llamado, por el ministerio, por poder anunciar el evangelio, por ofrecer a otros la oportunidad de aceptar a Jesús como su Salvador y enseñarles a cultivar una relación personal con Dios y con las demás personas.

Lejos de su patria, confía en que servir en esta misión es prioridad, un don que Dios le reservó en la vida nueva, que recibió por medio de Cristo: “…me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8).